Dr. Antonio C. Hsiang
Colaborador del Programa de Doctorado en Seguridad y Defensa
La presidenta de la Cámara de Representantes de EE. UU., Nancy Pelosi, finalmente llegó a Taiwán el 2 de agosto. Para Niall Ferguson, miembro principal del Instituto Hoover de la Universidad de Stanford, “Taiwán será el próximo”.
En agosto del año pasado muchos se preguntaron si Taiwán sería el próximo Afganistán. El presidente Joe Biden prometió que Estados Unidos “respondería” a cualquier posible invasión de China a Taiwán, rechazando las críticas de los medios estatales chinos que indicaban que la debacle de Estados Unidos y la toma del poder por parte de los talibanes en Afganistán, deberían hacer que la isla de Taiwán se cuestionara si Estados Unidos la protegerá o la abandonará.
Desde que Rusia invadió Ucrania en febrero de este año, surgió una nueva pregunta sobre si Taiwán sería el próximo Ucrania. En junio, el secretario de Defensa de EE. UU., Lloyd J. Austin III, advirtió luego de conversaciones en Singapur con el ministro de Defensa de China, Wei Fenghe, sobre “actividades provocadoras y desestabilizadoras cerca de Taiwán”.
Después de que se filtrara el viaje asiático de Nancy Pelosi a Taiwán, las fuerzas armadas estadounidenses han sostenido que no ha sido una buena idea. El 28 de julio el presidente de China, Xi Jinping, advirtió a Biden que “salvaguardar resueltamente la soberanía nacional y la integridad territorial de China es la firme voluntad de los 1.400 millones de chinos… Aquellos que juegan con fuego perecerán por ello”.
Analizar la política local ayuda a explicar la crisis actual. Para Estados Unidos, tanto el Partido Republicano como el Partido Demócrata tienen que mostrar su fuerza ante China antes de las próximas elecciones de mediano plazo. En China, Xi ve la ambición de Taiwán de abandonar su esfera de influencia como una pérdida estratégica y también como una humillación personal y nacional; ello es particularmente importante antes del 20º Congreso Nacional del Partido Comunista Chino. En Taiwán, provocar a China ha sido durante mucho tiempo la mejor manera para que Tsai Ing-wen desvíe la atención de los escándalos del gobernante Partido del Progreso Democrático, vinculados a casos de corrupción en la construcción de infraestructura. El New York Times describe que “el choque de Taiwán pone a prueba el apetito de confrontación de China”. Por ello, es que desde Estados Unidos se ve el futuro de Taiwán cercano a Estados Unidos.
Las 3 C
La disuasión se basa en las 3C: capacidad, credibilidad y comunicación. A pesar de algunos esfuerzos para fortalecer el compromiso de Estados Unidos con Taiwán, Taipei no puede confiar en ninguna de las 3C. Las relaciones entre EE. UU. y China se han descrito desde “paz precaria” hasta “paz fría”. Cierto, los resultados electorales de enero de 2020 complicaron aún más el compromiso de Estados Unidos con Taiwán. En efecto, la crisis de Covid-19 mostró que Taiwán ni siquiera puede protegerse comprando suficientes vacunas.
Capacidad
En la Guía Estratégica de Seguridad Nacional Provisional, publicada en marzo de 2021, Biden dijo que China era “el único competidor potencialmente capaz de combinar su poder económico, diplomático, militar y tecnológico para montar un desafío sostenido a un sistema internacional estable y abierto”.
Estados Unidos y China están encerrados en una competencia a largo plazo por la primacía económica. La economía china, más madura, está creciendo a un ritmo mucho más rápido que la estadounidense. Este cambio dinámico está generando las condiciones para un cambio de posiciones, que se prevé tendrá lugar entre 2025 y 2035. En ese marco, el almirante Philip Davidson advirtió con respecto a las fuerzas armadas de China en el estrecho de Taiwán: “En algún momento, verás combatientes. Habrá algunos al principio y luego intentarán aplicar la técnica de la rana hirviendo…muy pronto tendrán todo lo que quieran desplegar allí” [1].
Credibilidad
Para Washington, Taiwán se convierte en un compromiso costoso también porque los cambios en el equilibrio de poder entre Estados Unidos y China podrían convertir al Estrecho de Taiwán en un lugar peligroso. Por ello, el compromiso implícito de defensa de Estados Unidos con Taiwán pierde credibilidad. Al respecto, Biden señaló correctamente que “la diplomacia requiere credibilidad, y Trump ha destrozado la nuestra. En la conducción de la política exterior, y especialmente en tiempos de crisis, la palabra de una nación es su activo más valioso”. La misma situación ocurrió en América Latina, donde Taiwán juega con sus aliados diplomáticos. “Hace varios años, existía la preocupación de enojar a Estados Unidos al involucrarse más ampliamente con China. Pero ciertamente Estados Unidos no ha sido el mismo socio confiable y firme [para América Latina] bajo el liderazgo actual como lo ha sido anteriormente”, según Margaret Myers, directora del Programa de Asia y América Latina en el Diálogo Interamericano.
En el mundo, una percepción de Richard Haass “da crédito a los Estados Unidos por suscribir el orden liberal de la posguerra”, pero también “ve el liderazgo estadounidense en declive, el nacionalismo reafirmándose y una China cada vez más ambiciosa”.
Comunicación
Es cierto que los lazos entre Estados Unidos y Taiwán bajo la presidencia de Tsai Ing-wen están en su mejor momento en décadas, pero eso puede no ser suficiente para evitar el aislamiento diplomático. Una de las razones más importantes de la situación diplomática actual de Taiwán es la falta de voluntad de Tsai para respaldar el principio de una sola China. En consecuencia, las comunicaciones oficiales entre Taipei y Beijing se cortaron desde la toma de posesión de Tsai en 2016. Peor aún, Taiwán es uno de los pocos países que todavía llama oficialmente a Covid-19 el “Virus de Wuhan”, un término que en realidad es bastante agresivo y políticamente cargado.
Por su parte, China dice que su ejército “no se quedará de brazos cruzados” si visita Taiwán. Así, minutos después de que el avión de Pelosi aterrizara en Taipei, el Ejército Popular de Liberación de China (EPL) anunció que realizaría simulacros con fuego real en seis áreas marítimas alrededor de Taiwán, programados entre el 4 al 7 de agosto.
De lo anterior se desprende que es hora de que tanto Washington como Taipei piensen en cómo prevenir una tormenta perfecta en el estrecho de Taiwán. Evidentemente, hay un riesgo plausible de un enfrentamiento entre China y Estados Unidos.
[1] Alude a la metáfora sobre la rana a la cual se le aplica un incremento gradual de la temperatura del agua en la cual está, por lo que no toma conciencia de su situación hasta que es demasiado tarde.
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