El nuevo juego de poder entre el Trans, Asia e Indo Pacífico

Dr. Mladen Yopo Herrera

 

Hace más de 100 años (1898), el Presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt, señaló que “La era atlántica se encuentra actualmente en la cima de su desarrollo, pero pronto agotará sus recursos disponibles. La era del Pacífico, que será la mayor de todas, apenas está iniciando su marcha”[1]. Las palabras premonitorias de Roosevelt se anticiparon al cambio trascendental que atraviesa el mundo: el desplazamiento del eje de gravitación y de poder mundial desde el Atlántico al Pacífico, convirtiendo a esta cuenca en la de mayor dinamismo y relevancia económica, política y estratégica del presente siglo XXI.

El Océano Pacífico es la mitad del mar del mundo (46% del planeta), vincula 4 continentes (América occidental, Asia oriental, la Antártica, Oceanía y todos los archipiélagos e islas) y se encuentra con el Índico en Indonesia[2]. Alberga, además de 25 mil islas, a 42 países, dentro de los cuales sobresalen 11 de las 15 mayores economías del mundo (China, Estados Unidos, India, Japón, Rusia, Canadá, Corea de Sur, Indonesia, Tailandia, Australia y México); 9 de los países del G-20; 9 de los 20 países con los más altos PIB; y más de 25 países del G-77. Concentra un amplio espacio económico con más de 3.000 millones de habitantes (casi la mitad de la población mundial), a las 21 economías de la APEC (más del 65% de la producción mundial) y 3 de los 5 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU (los otros 2 son parte por sus posesiones e intereses ultramarinos), etc.

Un reciente informe del Atlantic Council, A Strategy for the Transpacific Century”, proyectó que para el año 2050 la mayor parte de la actividad económica global, de continuar las tendencias actuales, tendrá lugar en países asiáticos, por lo que concluye que es muy probable que el siglo XXI sea el “siglo transpacífico”[3]. La pregunta que surge de inmediato es: cuál Pacífico, porque como dice Robert Kaplan en “La venganza de la geografía”, la geografía no cambia, lo que cambia es la manera en la que la concebimos y ello no es neutro[4].

 

Siguiendo a Kaplan, podemos decir que  hoy estamos en una fase de transición de un siglo americano a otro más balanceado con el contrapeso de Asia, China e India, y con ello se está desafiando el ordenamiento mundial (y el poder) pos Guerra Fría. Protagonistas de esta transformación son la República Popular China y su ascenso a potencia  mundial, un EE.UU. que ve disminuir su peso relativo al igual que Rusia (sucesora de la URSS, a pesar de su reempoderamiento “imperial”), y un Japón que se halla inmerso en un proceso de mutación hacia un “Estado que contribuye a la paz” con poder militar, entre  otros.

 

El enorme entramado construido en torno al Asia-Pacífico tiene 2 ramas distintas: a) la económica, bastante consolidada; y b) la relacionada con seguridad y defensa, menos desarrollada y planteada sobre una base preferentemente bilateral. La arquitectura en los terrenos comercial, político y de seguridad comenzó su concreción en la década de los ochenta del siglo XX. Sus primeras manifestaciones fueron APEC y el foro regional ASEAN. En lo económico se impuso una arquitectura donde proliferan los procesos multilaterales (una hiperinstitucionalización), de índole librecambista, incluyente, abarcadora de ambas orillas del Pacífico y en la que EE.UU. jugaba un papel clave. Sin embargo, ASEAN u otros organismos regionales siguen siendo una compleja red de estructuras carente de una unidad integrada, tanto por las viejas estructuras heredadas de la Guerra Fría, como por las nuevas, y las relaciones que van surgiendo pero que están aún en muchos casos en proceso de consolidación.

 

Estos procesos se anclan en un contexto de ampliación de la agenda de seguridad para los que serán necesarias respuestas cada vez más globales y que progresivamente harán insuficientes los marcos nacionales para su solución. Asimismo, persisten problemas derivados de reclamaciones marítimo-territoriales y se suman la piratería, el cambio climático y el incremento del nivel del mar (que arriesga a pequeños Estados-isla), la depredación de los recursos marinos, el narcotráfico, el terrorismo internacional y los desastres naturales, entre otras amenazas y riesgos[5].

 

El Pacífico, además de ser la vía por donde fluye el dinamismo económico mundial, desde un punto de vista político-estratégico y geopolítico es hoy un protagonista de la disputa del poder mundial a partir de sus versiones Transpacífico, Asia Pacífico o Indo Pacífico. Hoy no existen rivalidades absolutas (a excepción del fantasma del dragón que emerge y amenaza al águila), no existen enemigos comunes o bloques férreos como en la Guerra Fría, sino intereses distintos y alianzas coyunturales que basculan conforme lo hacen los equilibrios de poder y las variaciones de intereses que de ello se derivan.

 

El ascenso pacífico de China (el dragón) como potencia y su “Nueva Ruta de la Seda” (OBOR – One Belt One Road), un megaproyecto que construye carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos, oleoductos y gasoductos y otras infraestructuras para unir China a Asia Central y del Sureste, Europa, África e incluso América Latina, es ya un tema de seguridad. Hoy no hay lugar al que China no mire y alcance por tierra, aire o mar. Así, desde su concepción estado-céntrica, su presencia se ha viralizado desde Samoa a Río de Janeiro, St. Petersburgo a Jakarta, de Mombasa a París, Vanuatu a Camberra o del Ártico (tiene una base) a la Antártica (tiene 4 bases desde 1985 y construye una 5ta). Esto le ha otorgado una estatura que genera un nuevo contexto estratégico[6].  

 

El ascenso exponencial de China, acompañado de un aumento de sus capacidades militares y proyección de poder, ha llevado a EE.UU.  a re-apreciar sus relaciones de seguridad y defensa a nivel mundial y en la región. En la nueva Estrategia Nacional de Seguridad (2017), el Presidente Trump imprimió un realismo puro basado en el “hard power” de EE.UU. en la política internacional, argumentando que los Estados fuertes y soberanos son los que aseguran los intereses nacionales y dan mayores garantías de un mundo pacífico y próspero. Para ello aumentó el gasto en defensa en US$ 69.000 millones, llegando a US$ 686.000 millones, 40% del gasto mundial. El Secretario de Defensa, Jim Mattis,  dijo que este aumento permitirá a EEUU “volver a la primacía” en el pulso geoestratégico con Rusia y China[7], pulso no ajeno a una confrontación en los próximos años como lo dijo el teniente general Ben Hodges, al sostener la firme decisión de Washington de limitar la influencia de China en Asia-Pacífico[8]. 

 

Esto, unido a disputas concretas de Pekín con varios países por islas e islotes (desoyendo fallos de la Corte Internacional y la Convención del Mar) y la construcción de islas artificiales militarizadas que “limitan la navegación”[9], ha hecho a la India entrar al juego geopolítico con el constructo Indo-Pacífico. Considerada la otra gran potencia asiática en ascenso, con este concepto India empieza a jugar un rol central en el devenir mundial, rompiendo con la marginación que le imponía el concepto Asia-Pacífico y los intereses geopolíticos que representa a partir de la rivalidad EEUU-China[10]. Sin embargo, y más allá de esto, hay motivos naturales, geográficos y de uso que lo fundamentan: son océanos complementarios; el tráfico marítimo por el Estrecho de Malaca debe pasar primero por el Índico; la biodiversidad marina del Índico y el Pacífico forman una unidad; etc.

 

Incluso Europa, tímida y marginalmente, ya el 2016 en la Estrategia Global de la Unión Europea hace referencia al concepto al decir “En todas las regiones del Indo-Pacífico y del este asiático, la UE promoverá los derechos humanos y apoyará las transiciones democráticas, como la de Myanmar/Birmania”[11]. En todo caso, son países como Australia,  Estados Unidos, India, Indonesia y Japón los que ya están incorporando directa o indirectamente en sus documentos o políticas este concepto en desarrollo. El Primer Ministro japonés Shinzo Abe lo citó el 2007 y el 2012 lo ancló como el “diamante de seguridad democrática de Asia” por el que la cooperación entre India, Japón, Australia y EEUU persigue una alianza comprometida con la libertad de navegación y el Estado de derecho. Con ese decir, y consciente de que China está cambiando las dinámicas regionales y mundiales, el concepto del Indo-Pacífico es el marco en el que EEUU, Japón, India, Indonesia y Australia parecen coordinar una estrategia con la cual ofrecer una alternativa a los esquemas chinos en la zona[12] (las “democracias indo-pacíficas” como las llama EE.UU.)[13].

 

En todo caso, el más obvio ganador de todo este concepto es India, al otorgarle una posición central y una presencia global, favoreciendo desde su no alineamiento y su concepción de poder profundo[14], entre otros, el desarrollo de su Armada en una perspectiva de potencia naval. Precisamente la Estrategia de Seguridad Marítima que la Armada india elaboró en 2015 menciona el Indo-Pacífico e incluye áreas del Pacífico Occidental como zonas de interés marítimo secundario. Entre las zonas de interés marítimo primario incluye los cuellos de botella entre los dos océanos: los estrechos de Malaca, Sunda y Lombok. Pero también India está teniendo una relación cada vez más sólida (“Transpacífico”) con la región como lo demuestra la 8va edición del “Cónclave India-América Latina y el Caribe” (empresarios, inversionistas, gobierno, académicos, sociedad civil) en Chile el 2018[15].

Australia e Indonesia también adquieren relevancia al ser parte de los dos océanos y sus nexos de unión. El Libro Blanco de la Defensa australiano (2016) hace del Indo-Pacífico el eje de su reflexión estratégica y señala que de su estabilidad dependen su seguridad y prosperidad y la de la región nacional en sociedad con EE.UU.; incluso se propuso construir una base naval en Papúa Nueva Guinea en su proyección estratégica[16]. El Presidente de Indonesia, Joko Widodo, por su parte, sigue promoviendo el concepto del Indo-Pacífico hacia los países miembros de la ASEAN y Australia para hacerlo transparente e inclusivo[17]. Indonesia tiene el deseo de hacer valer su condición de potencia marítima y su protagonismo en la Asociación de la Cuenca del Océano Índico (IORA), lo que hace previsible que en futuras ediciones de su Libro Blanco acabe abrazando el concepto.

 

La más interpelada en esta disputa conceptual es, evidentemente, China. El Índico tiene una importancia clave para China, ya que por él transita parte importante del petróleo y gas que consume, es la vía más rápida hacia los mercados del África Subsahariana y parte esencial del OBOR. En relación a esta última, aunque no exclusivamente, conectará Xinjiang con el puerto de Gwadar; la Zona Económica Especial del puerto Kyaukpyu en Myanmar, más el gasoducto que irá de esta zona a China; la conexión entre Kunming y el puerto bangladeshí de Chittagong, que atravesará Myanmar; y el puerto de Hambantota en Sri Lanka. A ello hay que sumar que en el Índico, por primera vez, China ha proyectado su poder naval fuera del vecindario más inmediato: participación en operaciones anti-piratería en el Golfo de Adén y la construcción de una base de apoyo naval en Yibuti[18].

 

Si hasta ahora China había podido operar en el Índico casi sin oposición, es una situación que tenderá a cambiar. En noviembre 2017, en los márgenes de la Cumbre de Asia Oriental[19], EE.UU., Australia, India y Japón retomaron el Diálogo de Seguridad Cuatripartito (Quadrilateral Security Dialogue), que incluyó temas tales como la libertad de navegación, la seguridad marítima y el respeto al Derecho Internacional, ejes de aproximación al Indo-Pacífico.  

 

Parte de la primacía estratégica, entonces y como se ve, se va a decidir en los océanos Índico y Pacífico. China parece haber tomado la delantera ya que tiene los medios, las ideas claras y el liderazgo necesario para llevar adelante su proyecto hacia el 2050, lo que supondrá un desafío claro a la hegemonía estadounidense y a las parcelas menores de otros países en la región. Sin embargo, el concepto del Indo-Pacífico es un marco en el que EE.UU., Japón, India, Australia y otros pueden coordinar una estrategia y esfuerzos con el cual ofrecer una alternativa a los esquemas propuesto por los chinos[20].

[1] Mardrilejo, Martín (2016), “Los retos de la china contemporánea”, en amanecemetropolis.net/tag/la-era-del-pacífico/

[2] http://www.fondear.org/infonautic/Mar/El_Mar/Oceanos/Oceano-Pacifico-Oceanos-Indico.asp

[3] https://www.forbes.com.mx/la-cuenca-del-pacifico-oportunidad-para-ca/

[4] Kaplan, Robert (2009), “La venganza de la geografía”, Foreign Affairs en español, 21 de junio. En http://nuevoordenglobal.blogspot.com/2009/06/la-venganza-de-la-geografia.html

[5] Burgos Varela, Jorge (2015), “Visión de Chile sobre el Pacífico”, Revista Patria N° 4, Ministerio de Defensa de Ecuador, p. 123. En https://www.academia.edu/10649823/Estrategias_de_desarrollo_y_cooperaci %C3%B3n_Sur-Sur_en_Am%C3%A9rica_Latina_y_el_Caribe

[6] Yopo, Mladen (2018), “El lado B de la ruta de la seda china”. En https://www.elmostrador.cl/noticias / opinion/2018/09/18/el-lado-b-de-la-ruta-de-la-seda-china/

[7] Yopo, Mladen (2018), “Reanclajes y efectos del nuevos paradigma de seguridad de Estados Unidos”.  En https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2018/03/03/reanclajes-y-efectos-del-nuevos-paradigma-de-seguridad-de-estados-unidos/

[8] https://www.newsweek.com/us-china-war-very-likely-within-15-years-retired-american-general-warns-1187463

[9] Simón Tisdall dice: “La construcción de islas que hizo China por todo el Mar del Sur de China ha sido completa, inclemente, veloz y descarada. Ni siquiera se han molestado en ocultar sus planes concretos de construir bases navales, de aviones y de misiles en los nuevos territorios. A la vez y para enfrentar las posibles críticas, Pekín ha ejercido activamente su poder blando (gran prestamista e inversor de varios países en desarrollo). Así como su presentación de documentos antiguos, supuestamente auténticos, para respaldar sus dudosos reclamos. Un comportamiento digno de un subastador deshonesto que intenta hacer pasar una pintura falsa por una obra maestra”. https://www.eldiario.es/theguardian/ONU-Mar-Sur-China-conflicto_0_536846951.html

[10] https://blog.realinstitutoelcano.org/el-indo-pacifico-lo-que-hay-detras-del-concepto/

[11] https://blog.realinstitutoelcano.org/el-indo-pacifico-lo-que-hay-detras-del-concepto/

[12] http://articulo30.org/politica-defensa/indo-pacifico-borja-llandres/

[13] https://www.unav.edu/web/global-affairs/detalle/-/blogs/adios-asia-pacifico-hola-indo-pacifico-china-convierte-a-india-en-el-reino-del-medio-

[14] El politólogo estadounidense George Friedman (2012) denomina el poder profundo como la combinación adecuada del poder militar y el político. En https://heraldodemexico.com.mx/opinion/indo-pacifico/

[15] https://www.ccs.cl/promos/2018/India-caribe-latinoamerica/

[16] https://www.afr.com/news/australia-to-build-miltary-base-in-png-20181024-h1716j

[17] http://voinews.id/spanish/index.php/component/k2/item/357-indonesia-continua-promoviendo-el-concepto-del-indo-pacifico

[18] Op cit. https://blog.realinstitutoelcano.org/el-indo-pacifico-lo-que-hay-detras-del-concepto/

[19] https://asean.org/asean/external-relations/east-asia-summit-eas/

[20] http://articulo30.org/politica-defensa/indo-pacifico-borja-llandres/

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