ACADEMIA NACIONAL DE ESTUDIOS POLÍTICOS Y ESTRATÉGICOS

Guerra Política. Desafío complejo para la Seguridad y Defensa

 

 

 

 

 

Alejandro Salas Maturana

 

Sun Tzu ha dicho: “El supremo arte de la guerra es someter al enemigo sin combatir”.[1] Esta frase del general chino refleja una forma distinta de ver la guerra, lo que provoca cierta incomodidad en ámbitos occidentales cuando los chinos llaman guerra a las acciones no violentas realizadas en contra de un adversario como la coerción económica y las operaciones de información. En esto hay una clara diferencia entre la visión occidental y la oriental, porque estos últimos tienen una visión distinta del fenómeno. En este sentido, su mirada es más amplia, porque es vista como una lucha entre entidades competidoras donde no sólo se utiliza la fuerza letal para imponer la voluntad sobre un adversario.

En relación a lo señalado, se afirma que China está conduciendo una campaña sin precedente bajo el umbral del conflicto armado, para expandir la influencia del Partido Comunista Chino, y debilitar a los Estados Unidos y a sus aliados. Esta campaña involucra actividades de espionaje, ciber operaciones ofensivas, desinformación utilizando plataformas de redes sociales, coerción económica y operaciones  de influencia sobre empresas de interés, universidades y otras organizaciones que puedan ser utilizadas para lograr sus propósitos[2].  

Llama la atención entonces la denominación que se le da a dicha campaña. “Guerra Política”. Uno más entre muchos apellidos que se le otorgan a la guerra. Guerra Nuclear, Guerra Química, Guerra Biológica, Guerra de Guerrillas, Guerra Civil, Guerra Híbrida, Guerra Santa, Guerra Económica, Guerra contra la Droga y un largo etcétera, referido a los ámbitos donde se produce un enfrentamiento armado y/o no armado entre dos o más actores que buscan imponer su voluntad uno sobre el otro. Sin embargo, su significado y alcance es más amplio, más integral, porque involucra la aplicación intencionada de todos los elementos de poder de que dispone un Estado para alcanzar sus objetivos. De esta forma entonces, conceptualmente la Guerra Política se refiere a actividades distintas a la guerra convencional y nuclear, que busca expandir la influencia y legitimidad de un país y, debilitar a sus adversarios.

En dicha línea de reflexión, George Keenan, historiador y diplomático estadounidense señaló en 1948, que la guerra política es el empleo de todos los medios a disposición de una nación, en situaciones distintas a la guerra para lograr sus objetivos nacionales. Agrega, que la Guerra Política es la aplicación lógica del pensamiento de Clausewitz en tiempo de paz, donde se pueden realizar acciones abiertas como  alianzas políticas, medidas económicas y de propaganda “blanca”, u operaciones encubiertas como el apoyo clandestino a elementos extranjeros “amigos”, la guerra psicológica “negra” e incluso el estímulo para la resistencia clandestina en Estados hostiles[3]. Lo que menciona Keenan sugiere entonces que la Guerra Política no es algo nuevo como pudiere parecer.

En su publicación “The Twilight Struggle” (La lucha en el crepúsculo) Hal Brands entrega algunos ejemplos históricos de Guerra Política como los empeños de Esparta y Atenas para ampliar las diferencias internas de ambos contendientes en la Guerra del Peloponeso; el uso de la Guerra Política por parte de los Estados Unidos y la Unión Soviética durante la Guerra Fría, consecuencia de la necesidad de vencer en una lucha bajo el umbral de la guerra nuclear a través del debilitamiento de la confianza de la población hacia la institucionalidad gubernamental, provocando divisiones entre individuos y grupos de la sociedad y, la explotación de divisiones políticas entre aliados.

Sin embargo, es más revelador el contenido del libro “Sobre la Guerra Política”[4] escrito por Paul A. Smith Jr., quién a partir de la conceptualización de la naturaleza de la Guerra Política, hace un recorrido histórico desde la antigüedad hasta nuestros días,  demostrando que el uso de medios políticos permite obligar a un oponente someterse a la propia voluntad, en un juego político donde las relaciones intencionadas entre pueblos y gobiernos afectan la supervivencia nacional combinando violencia, presión económica, subversión, diplomacia, propaganda y guerra psicológica.

En términos generales, la guerra política incluye herramientas que los gobiernos pueden utilizar para cambiar el equilibrio de poder a su favor sin enfrentarse directamente mediante el uso de medios militares. Entre ellas encontramos la desinformación, las operaciones cibernéticas, las operaciones de inteligencia y la coerción económica. De esta manera, la guerra política está diseñada para fortalecer un Estado, debilitando a sus adversarios sembrando o explotando divisiones internas, creando cismas dentro y entre sus socios, y agotando sus recursos y energía. En relación a dichas herramientas y actividades, encontramos que en el mundo académico y estatal se utilizan distintos términos para  referirse a lo mismo. Así encontramos denominaciones tales como guerra irregular, guerra híbrida, actividades en zona gris, conflicto asimétrico y enfoque indirecto. Esto a nuestro juico genera cierta confusión, y la tendencia a mantener una mirada que no permite apreciar y actuar apropiadamente para enfrentar la complejidad que implica la forma en que desarrollan los conflictos en la actualidad, que tienden a provocar situaciones que en términos reales nos mantienen en una guerra permanente.

 

El Vicealmirante de la Armada de los Estados Unidos James Baldwin, ex Presidente de la Universidad de la Defensa Nacional, se refirió a la Guerra Política señalando que, a través de ella, una nación puede expresar su visión de mundo, así como su sentido del papel particular que pretende desempeñar en el ámbito internacional. Las grandes campañas de guerra política a menudo tienen como objetivo a la población del adversario en su conjunto. En un esfuerzo para aislar a un adversario, pueden dirigirse a sus aliados y también a naciones neutrales o no alineadas. Así entonces, es que trabajando a través de Estados clientes, una nación puede influir en una amplia gama de eventos sin involucrarse directamente en un conflicto armado convencional.

 

En el mundo de hoy, donde a pesar de que los Estados siguen siendo los actores principales en situaciones vinculadas al conflicto, la presencia de otros actores no estatales con el poder de influir o dañar países incluso a los propios, complejizan a un más los escenarios de conflictos en desarrollo. Organizaciones asociadas a fenómenos de seguridad como el terrorismo, el crimen organizado transnacional y el anarquismo insurreccional muchas veces asociados a narco estados, a organizaciones políticas supranacionales, o a Estados gobernados por ideologías extremas, también poseen el potencial para aplicar estrategias de guerra política para desestabilizar naciones y generar condiciones para imponer regímenes políticos de corte totalitario.

 

De esta manera entonces, la complejidad[5] que envuelve a la Guerra Política es un enorme desafío para el Estado, porque es un sistema complejo en que las variables involucradas se relacionan a través de un comportamiento que puede no ser evidente a simple vista, provocando un grado elevado de incertidumbre. Esto exige abordar a la Guerra Política con una mirada distinta y un espacio mental nuevo, porque el ser humano se ve enfrentado a situaciones y/o hechos en los que concurren distintas dimensiones y componentes azarosos e interactivos, que obligan a desarrollar un pensamiento introspectivo y carente de limitaciones.  En dicha perspectiva, los enfoques desde el pensamiento complejo requieren miradas transdisciplinarias e integrales, que permiten interrelacionar e intercomunicar de manera real diversas disciplinas, lo que implica abordar la realidad de manera no lineal.

 

De este modo entonces, y desde la perspectiva del conflicto, estamos frente a un hecho social de ocurrencia permanente[6] en la vida de las sociedades humanas. De este modo, las disputas y luchas por diversos intereses y por poder son una constante histórica, porque han estado presentes en todas las épocas. Incluso, el cambio social que determina toda la dinámica de la vida de los seres humanos, es una consecuencia imputable principalmente al conflicto.

 

Para enfrentar los desafíos que derivan de la Guerra Política, el Estado como responsable de proteger los intereses del país y mantener su seguridad, debe hacerlo a través del empleo de los instrumentos de poder que tiene a su disposición. Ello requiere desde la perspectiva de la Seguridad y Defensa, dado el contexto actual de permanente incertidumbre, estar en capacidad de afrontar una campaña de Guerra Política y responder eficazmente a las amenazas que se identifiquen, cuya consecuencia será la mantención de la suficiente protección de las condiciones que permiten el desarrollo integral y armónico del país.

 

 

 

 

[1] Sun Tzu, The Art of War, translate by Samuel B. Griffith. New York: Oxford University Press, 1971, p. 77.

[2] Jones Seth, Harding Emily, Doxsee Catrina, Harrington Jake y McCabe Riley. (2023) “Competing without fighting. China’s strategy of Political Warfare”. A report of the CSIS, transnational threats project. Center for Strategic and International Studies. P XI.

Cronin Patrick and Neuhard Ryan. (2020) “China’s Political Warfare Campaign in the South China Sea”. Center for a New American Security. http://www.jstor.com/stable/resrep20439.5

[3] Kennan George. “The Inauguration of Organized Political Warfare,” Office of the Historian, History and Public Policy Program Digital Archive, April 30, 1948, https://history.state. gov/historicaldocuments/frus1945 50Intel/d269.

[4] Paul A. Smith, Jr. Paul A. (1989) On Political War. Washington DC: National Defense University Press. https://apps. dtic.mil/sti/pdfs/ADA233501.pdf

[5] El paradigma del pensamiento complejo fue creado por el filósofo francés Edgar Morin que, en su esencia, expresa la capacidad de interconectar distintas dimensiones de lo real.

[6] Desde la perspectiva china, el mundo vive en un estado de guerra permanente. Desde la mirada de Edgar Morin, el conflicto en la sociedad humana es permanente. Desde ambas visiones entonces la Guerra Política, posee un carácter persistente.

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