Dr. Sebastián Briones Razeto
El frenesí del alza en el precio del Bitcoin atrajo la atención sobre las criptomonedas y la tecnología del blochain. Al respecto existen dos posturas muy comunes: la convicción de que no tiene sustento y no serían más que una estafa piramidal, y aquella que ve en ellos activos monetarios reales. Para ello es necesario desagregar el fenómeno.
Entre quienes creen que dicha innovación es básicamente una estafa, se encuentran el economista Paul Krugman, que lo llamó un esquema piramidal o de Ponzi[1]. Warren Buffet, el reconocido inversionista señaló que Bitcoin no es una inversión[2]. Su argumento lleva cierto peso: a diferencia de las monedas emitidas por los estados, las criptomonedas carecen de un valor intrínseco. Dicho de otro modo, cualquier moneda, por muy devaluada que esté, sirve para comprar algo. Incluso si para hacerlo sea necesario reunir varios millones o millardos de su valor nominal.
Entonces ¿Por qué hay gente que posee criptomonedas? Hay tres motivaciones fundamentales. Una es aprovechar las alzas que se observaron durante el año pasado, bajo la idea de que adquirir criptomonedas ahora sería rentable como lo sería cualquier inversión hace diez o veinte años en firmas tecnológicas como Apple, Amazon o Netflix. Esto es, asumir que su valor crecerá mucho más que inversiones financieras tradicionales, como los fondos mutuos o los depósitos a plazo. La segunda motivación proviene de algún grado de conocimiento sobre cómo funcionan los criptoactivos. La tercera es un mayor grado de anonimidad en su transacción, dado que en la mayor parte de los países operan al margen de la regulación de los mercados financieros. Incluso en lugares donde el mercado de critpomonedas está regulado, es posible su transacción fuera de dicha regulación, siempre que se puedan eludir o evitar controles cibernéticos. Esto los hace muy atractivos para quienes deseen evitar el control gubernamental, tanto porque desconfían de los Estados (por ejemplo, personas adscritas a principios libertarios) como porque violan sus normas (incluidos los grupos criminales). Quienes adquieren esos activos digitales poseen alguna combinación variable de esas tres motivaciones.
Ahora ¿Cómo funcionan esos criptoactivos? Para ello es necesario referirse a la naturaleza de los activos financieros. Las monedas son un medio de intercambio que ha sido adoptado por su mayor eficiencia respecto al trueque. Para que algo sirva como dinero generalmente se le pide que posea ciertos atributos:
El oro y la plata poseen dichas propiedades, así como otros metales. Sin embargo con el tiempo se volvieron complicados de emplear por tres razones. La plata y otros metales se volvieron fluctuantes en la medida que su disponibilidad producto del comercio permitía súbitas alzas y bajas en su suministro. La segunda razón es curiosamente la contraria: el oro, si bien escaso, no existe en valor suficiente para facilitar el comercio. La tercera es la facilidad con que podían ser robados y vendidos por su valor intrínseco.
Esto estimuló la aparición de varios instrumentos financieros: los billetes, cheques y letras de cambio. Pero ello solo podía surgir al amparo de ciertas instituciones: las casas de cambio, bancos y compañías de seguro. En estas instituciones los comerciantes comenzaron a dejar su oro y su plata, y a cambio empleaban documentos que requerían la verificación de que su portador era el legítimo dueño del metálico depositado. Con el tiempo dichos documentos comenzaron a emplearse como medio de pago. Al mismo tiempo estas instituciones comenzaron a prestar parte de lo depositado a cambio de una cierta ganancia: el interés. Ese concepto es una función central de los bancos contemporáneos: el ser intermediador financiero entre quienes depositan dinero y quienes solicitan un préstamo. Pero estas instituciones dependían de un atributo especial para funcionar: la confianza. Alguien debía tener algún grado de fe que la institución donde depositó, le entregaría su valor en metálico cuando lo solicitara. Ello no siempre ha sido así: la historia financiera está llena de instituciones que no han sido capaces de solventar sus obligaciones.
Producto de lo anterior, entre los siglos XIX y XX la función de emitir dinero fue paulatinamente siendo estatizada. Esto es, los Estados asumieron el monopolio en la emisión de dinero e introdujeron regulación a la capacidad de los bancos privados en cuanto a préstamos y depósitos. Para lo primero se crearon bancos centrales, o en el caso de EE.UU. el Sistema de la Reserva Federal, que es un órgano público-privado para regular la emisión de moneda.
Los Gobiernos sin embargo, han caído en la tentación de emitir dinero inorgánico, es decir, dinero sin un respaldo o valor intrínseco. Esto ha producido espirales inflacionarias, ante las cuales el emitir más dinero solo acentúa el problema, porque más dinero no representa automáticamente más riqueza. Hasta el siglo XX los Estados fueron conservando reservas en metálico, mayormente oro. Sin embargo, lo limitado de este en el planeta produjo un problema para respaldar efectivamente todo el dinero circulante. Es por ello que hoy en día, el respaldo no se conserva en metálico, sino mayormente en divisas. Es decir, la confianza sobre la moneda pasó desde instituciones privadas, a los diferentes estados, que como mencionamos, no es igual en todo el mundo.
¿Y qué tiene que ver esto con los Critpoactivos? Estos están respaldados en dos innovaciones fundamentales. La primera es conocida como Blochain o cadenas de bloques. Estas son líneas de información que van agregando de manera codificada cada transacción que se hace sobre ella, como un cheque o billete donde cada traspaso es consignado a manera de endoso. Esto no quiere decir que no puedan ser robados: si alguien se apropia de las claves de esa cadena, puede presentarse como el dueño del mismo[3]. La segunda tecnología en que se basa es el distributed ledger o libro de contabilidad distribuido. Estos libros no están centralizados (como las transacciones entre bancos privados que administran los bancos centrales), sino que se reparten de modo redundante entre muchos comerciantes o traders de las criptomonedas. Esto significa que para poder cometer un fraude en el sistema o para apropiarse del sistema es necesario alterar no a uno de ellos sino a la mayoría, lo que se conoce como un ataque del 51%. Por tanto el sistema es altamente resistente a la intervención o estatización: los comerciantes o traders están repartidos por todo el planeta. Es posible cerrar uno de ellos, pero lo anterior no basta para desbaratar el sistema, ni impide la aparición de otros en diferentes partes del orbe.
¿Cuál es el valor intrínseco de las criptomonedas? Ninguno. El punto es que cada vez más las monedas tradicionales dependen en la confianza para su funcionamiento. ¿Cuántas personas conocen por ejemplo cuánto valen sus pesos en billetes y en su cuenta corriente ante un colapso del sistema financiero? El Estado respalda los depósitos, pero hasta un límite. Más aún, si las criptomonedas se saltan a los intermediarios para préstamos (entiéndase los costos de mantener cuentas corrientes y bancos centrales) ¿No tendría sentido hacer eso con monedas y con otros activos financieros? Por ejemplo seguros y contratos. Esa es la lógica detrás de los criptoactivos. Pero el riesgo inherente es que no hay nadie, salvo el mismo sistema, que se haga cargo de su valor. Ningún país tiene la obligación de responder si un criptactivo es robado o si su valor de transacción cae a 0.
El problema es que muchos de esos criptactivos ya son una realidad. Si bien Bitcoin perdió el 2018 buena parte de las ganancias que obtuvo el 2017, es difícil que su valor descienda a 0 por dos tipos de usuarios de largo plazo. Uno, porque ya es un medio de cambio ideal para depositar dinero obtenido ilícitamente[4]. A diferencia de los activos tradicionales, no es necesario un nombre para poseer criptoactivos, solo conservar la clave. Sí es necesario convertir dinero tradicional para adquirirlo, pero aun así, esta innovación requiere muchos menos pasos de verificación de identidad. Esto no es una fantasía, por cuanto ya existen datos de varios años respecto al origen de dinero ilícito en Bitcoin[5]. Una segunda fuente de personas que han adquirido criptoactivos no sin fines de corto plazo, son quienes desean eludir o evadir el control estatal por razones tributarias o por desconfianza en los gobiernos[6].
Esto representa un desafío para los Estados. Si bien es posible proteger el mercado financiero de las transacciones internas nacionales mediante regulación, no es tan simple protegerlo de impactos externos producto de las fluctuaciones de los criptoactivos. Es esperable que antes de un par de décadas, algún país se vea afectado seriamente por el ingreso o retiro masivo de inversiones basadas en criptomonedas. Cuando ello ocurra, será una señal de alerta para repensar la manera en que nos relacionamos con el dinero, si no hemos tomado aún los resguardos necesarios.
[1] OHANIAN, Nancy. Bitcoin is basicallsy a Ponzi scheme [en línea] Seattle Times, 30 de enero 2018 [Fecha de 25 de julio 2018] Disponible en: <https://www.seattletimes.com/opinion/bitcoin-is-basically-a-ponzi-scheme/>
[2] GROGAN, David A. Warren Buffett explains one thing people still don’t understand about bitcoin [en línea] CNBC 01 de mayo 2018 [Fecha de consulta: 29 de julio 2018] Disponible en: <https://www.cnbc.com/2018/05/01/warren-buffett-bitcoin-isnt-an-investment.html>
[3] MULLEN, Jethro. Hackers Steal Bitcoins Worth Millions in Attack on Exchange [en línea], CNN, 3 de agosto 2016 [fecha de consulta: 30 de mayo 2018]. Disponible en: <http://money.cnn.com/2016/08/03/
technology/Bitcoin-exchange-bitfinex-hacked/> .
[4] TROELLER, Lauren. Bitcoin and Money Laundering. En: REVIEW OF BANKING & FINNANCE LAW 36(159) (2016). p. 164.
[5] TORPEY, Kyle. “Bitcoin Laundering” Study: Where Do Criminals Turn to Mask Illicit Cryptoassets? [en línea] Bitcoin Magazine , 18 Enero 2018 4:48 AM EST [fecha de consulta: 28 mayo 2018]. Disponible en: <https://bitconnect.co/bitcoin-information/16/what-are-the-differences-between-bitcoin-and-the-traditional-banking-system>
[6] BALTHASAR, Thibault de & HERNANDEZ-CASTRO. An Analysis of Bitcoin Laundry Services. En: Conference Paper julio 2017, Septiembre 2017. Springer International Publishing. Disponible en= <https://www.researchgate.net/publication/319944399>
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