Fulvio Queirolo P.*[1]
Una de las dimensiones que más ha impactado en el ser humano y, en lo particular, en la sociedad actual, ha sido el desarrollo tecnológico. Podemos admitir que somos testigos privilegiados de profundos cambios que se están manifestando en diferentes áreas del conocimiento y en el ejercicio de las actividades humanas que ha modificado de alguna manera nuestra manera de vivir y trabajar, como también en relacionarnos.
En efecto, hoy millones de personas se encuentran conectadas mediante dispositivos móviles permitiéndoles ampliar y profundizar su conocimiento que antes les era esquivo; por otro lado, el avance tecnológico que ha alcanzado la internet de las cosas (IoT), ha favorecido el acceso y almacenaje de datos en nubes (cloud), sin requerir rígidas infraestructuras; así también la incorporación de la inteligencia artificial (IA) en diferentes procesos productivos ha logrado reducir tiempos para el análisis de datos, la que ha sido incorporada a la robótica logrando soluciones insospechadas en esta materia; finalmente, la nano tecnología o biotecnología han expandido sus capacidades en la producción de alimentos y fármacos de manera sorprendente, sólo por señalar algunos de los avances en esta materia.
Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del foro económico mundial (WEF), señaló en Octubre de 2016 que “…estamos al borde de una revolución tecnológica que modificará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos”[2], refiriéndose así a la 4ta. Revolución Industrial.
Estos nuevos escenarios generan incertidumbres que requieren su correspondiente estudio y análisis para identificar la forma en que transformarán o impactarán a la sociedad, para determinar cómo se comportarán los diferentes actores globales, los gobiernos locales, las empresas, la sociedad civil, etc.
Desde la perspectiva de la Seguridad y Defensa, la presencia de vectores altamente dinámicos, y complejos como los descritos, imponen enormes desafíos para que mediante el enfoque del planificador estratégico se contribuya en la identificación de aquellas vulnerabilidades, riesgos o amenazas que enfrentará Chile en un futuro, permitiendo así la generación de oportunidades y gestionar mejores soluciones.
Es en este contexto, que resulta imprescindible comenzar a vislumbrar cómo impactará la esta nueva revolución en el sector Defensa en los próximos años, invitándonos a reflexionar sobre qué tipo de organización se requerirá para prevalecer con eficiencia y eficacia en esta nueva dimensión.
En efecto, las tendencias tecnológicas[3], destacan algunos efectos en la sociedad y entre ellos, emergerían “nuevos actores, nuevos riesgos y amenazas”, observándose la accesibilidad a sistemas de armas en que no solo Estados sino que personas participarán en conflictos, escenario que se tornará más difuso y complejizará la tradicional distinción entre combatientes y no combatientes. Por otra parte, la incorporación de sofisticados ingenios tecnológicos, así como la lucha por el dominio del ciberespacio, se transformará en un nuevo campo de batalla, dimensión que ofrecerá una ventana para que actores pequeños rompan el tradicional balance de poder.
Finalmente, será cada vez más frecuente observar ataques a infraestructuras críticas del Estado o del sector privado, mediante el empleo de sistemas armas autónomas o bien remotas que reducirán los tiempos de respuesta de las organizaciones. Este nuevo escenario socavará la tradicional conceptualización de guerra y paz, requiriendo una revisión y actualización de contenidos en este ámbito de acción.
Algunas reflexiones para el debate
La visión estratégica referida a riesgos y amenazas para el Estado, y su sociedad, en la era de la “4ta. Revolución Industrial” supone la modificación de ciertas lógicas analíticas lineales, así el acoplamiento de inteligencia humana e inteligencia artificial, bajo un enfoque holístico permitirá arribar a propuestas eficientes y eficaces para la toma de decisiones, por ello me permito sugerir algunos elementos que jugarán un rol clave en esta dimensión:
En resumen, los datos develan una creciente tendencia de conflictividad mundial, esta corriente estará conectada a factores apartados del alcance de los Estados. Sin ir más lejos, actualmente el mundo enfrenta nuevos retos globales vinculados con fenómenos sociales que podrían potenciarse con las tecnologías que ofrece esta revolución, de allí la importancia de contar con visiones estratégicas (planificación), que logren diseñar escenarios que iluminen a los tomadores de decisión para adoptar las medidas pertinentes, anticipándose de esta forma a preparar las organizaciones y estructuras para que estén sintonizadas en un mundo más complejo y dinámico que el actual.
* Profesor de Academia en la asignatura de “Historia y Estrategia Militar”; magíster en “Ciencia política, seguridad y defensa” de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE); magíster en “Ciencias Militares con mención en Planificación y Gestión Estratégica” (ACAGUE). En la actualidad dirige la oficina de estudios estratégicos de la ANEPE.
[2] Schwab, K. La cuarta revolución industrial. Madrid: Editorial DEBATE, 2016, p. 16.
[3] GLOBAL TRENDS, Paradox of Progress, National Intelligence Council, January 2017. Consulta el 13 de septiembre de 2018, disponible en https://www.dni.gov/files/documents/nic/GT-Full-Report.pdf
Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos © 2023 – Ministerio de Defensa Nacional.
Eliodoro Yañez 2760 Providencia, Santiago. Chile
Teléfono: +56(2)25981000
© Copyright 2023 All Rights Reserved by Acrópolis Soluciones Digitales